Sunday, May 16, 2010

DONCELES

Escarbo en el ayer, y el que busca encuentra. El lado mágico de la ciudad de México está en especial en su centro. Calles angostas, adoquinadas, llenas de historia, de energías que se perciben. Las aspiro y las sueño.
Viví por tres años en la calle Donceles, que empieza en Eje Central Lázaro Cárdenas (antes Niño Perdido) y termina en Justo Sierra, cerca de Templo Mayor (de los Aztecas); Años intensos, irrepetibles, memorables. También mis pasos estan ahí, confidenciando al transeunte, en lo que aún es el Teatro Fru-Fru.
Calle antigua, de la época colonial, donde se asentaron Los Jesuitas, monjes expulsados de España por Carlos III. Resguarda la calle 4 siglos de Arquitectura, Barroco, Neoclásico, ecléstico y Modernista y un sin fin de historias, entre ellas la mía, que algún dia contaré. Por ahora les comparto el o los significados del nombre que perdura. Antes de eso, la Via era nombrada como De Chevarría, de Montealegre, de Cordobanes y Puerta Falsa de San Andrés. Un nombre para cada sección de la calle Donceles.
Doncel, masculino de Doncella. Decíase como referencia ...allá por la calle de Los Donceles. ¿Por qué el nombre? uno de mis compañeros de trabajo, insistía en que por ahí tenía su domicilio Don Celestino, al que le decían Don Celes... hasta que los adjuntaron. DON-CELES.
Aunque encuentro más veracidad en que fue nombrada asi por la concurrencia de Los Donceles, mozos jovenes nobles y virgenes, que acudian a los templos del saber, como el Antiguo Colegio de Cristo, el Templo de la Enseñanza, y el Ex Convento de los Jesuitas, primera en construirse luego de la Conquista (de la invasión española). En esa no tal larga calle, primero de terracería, luego empedrada y finalmente adoquinada.
Parte de lo que fue el Barrio Prehispánico de Texcatzoncátl, de Alfareros y cultivadores de Maguey y la Plaza del Jardín en la época Colonial donde vendían objetos usados en El Baratillo, hasta el logro de la Independencia.
Los jovenes Donceles que por ahí transitaban, fueron testigos, desde el Siglo XVII, de la magnificencia de las construcciones, aunque de destino sombrío, como el de la Santa Inquisición, donde se encontraba la cárcel secreta del Santo Oficio y una serie de calabozos y túneles subterráneos que se comunicaban, Algunos pasadizos ya están clausurados.
En el número 39 de la misma calle, ahora oficinas de la Secretaría de Salud y del Registro Civil —calle donde por cierto Carlos Fuentes se inspira para escribir AURA—, se encuentra otro Edificio con mucha historia y leyenda, que primero fue casa habitación y luego El Hospital del Divino Salvador del Mundo, para mujeres dementes, con cuidadoras monjas, cuando no se tenía la suficiente clínica para disernir entre epilépsia y demencia real.
Al carpintero José Sáyago se le adjudica el inicio de las casas de salud mental, que en 1910 culmina en la inauguración por parte de Porfirio Díaz, de La Castañeda, ya desaparecida.
Historias tenebrosas y muchas muertes, en esa construcción de Donceles que contaba con su propio Horno crematorio y cementerio. Qué no habrá ocurrido en total impunidad!!
En el año 2006, al perforar el piso, localizaron restos humanos. Pero nos gustan los silencios. Ah, la bochornosa Santa Inquisición... por eso no creo en que Dios les habla...
Los escritores Salvador Novo y Xavier Villaurrutia, tampoco se sustrajeron al encanto de esa calle, a la que acuden infinidad de escritores y lectores en busca de libros antiguos y usados, pues es el lugar, donde en mayor medida se encuentran librerías de viejo, hasta lo inesperado.
Si todo ello no fuera suficiente para el embrujo que encuentro ahí, les invito para que escuchen una tarde de llovisna cualquiera, a la nostalgia de los cilindreros que por ahi deambulan lo mismo que yo...