María Talavera Broussé

A partir de conocer la correspondencia en el exilio y la cárcel del periodista oaxaqueño Ricardo Flores Magón, toma brillo la figura femenina de una mujer llamada María Talavera Broussé, pues muchas de las cartas eran dirigidas y contestadas por ella, quien era compañera amorosa (nunca se casaron) y en ideales del revolucionario.

Otros destacados miembros del Partido Liberal Mexicano (PLM), ejemplo de militancia libertaria, al igual que Tirso de la Toba, lo fueron Quirino Limón, Carmen Parra, Anselmo Figueroa, Librado Rivera, Jesusa Gómez, Margarita Ortega, Juan Montero, Emilio Guerrero, Lucía Norman, (hijastra de Ricardo Flores Magón) Jesús Rangel, Rosaura Gortari, Gabino Ramírez, Raúl Palma, Basilisa Franco y el sonorense Fernando Palomares entre otros.

La ensenadense Yolanda Sobarzo recuerda haberla conocido cuando era muy niña. “catequizaba a los niños, —dice—, y seguía siendo una revolucionaria”. Por su parte el Maestro Clemente Zavala, miembro del ACLE (Asociación Cultural de Liberales de Ensenada), comenta que hasta que la edad se lo permitió, la viuda de Flores Magón seguía repartiendo comunicados anarquistas, con informes que llegaban del centro del país. María Talavera Broussé nació en 1867 y murió en septiembre de 1946. En vida, Doña María refería a sus amigos, como le habían quemado sus documentos en Colima; personales y ejemplares del periódico Regeneración.

Muerto Ricardo y su hija Lucia Norman, tuvo un peregrinar hasta encontrar un lugar donde vivir en paz; para lograrlo recibió ayuda por recomendaciones del General Lázaro Cárdenas Del Río, y por la vía de Don Agustín Carrillo (conocido cariñosamente como el Nene) quien la envió de Michoacán a Ensenada con una carta para Don Jesús Sobarzo, papá de Yolanda, quien fuera el fundador del cuerpo de Bomberos, y entonces era el Jefe político en el puerto de aquel entonces, Don Julio Dunn Legazpi, —escritor de Apuntes sobre la Historia de Baja California en 1967—, y por ayuda humanitaria le construyó una casita de adobe al final de la calle Ruiz, (en la cuchilla donde ahora está el Kinder de la colonia Benito Juárez) y se radicó en Ensenada hasta su muerte. Sin familia, Doña María, murió en la miseria, soledad y desafiando al olvido. Su tumba está en el panteón Municipal.