Friday, April 20, 2012

Literatura indigena



La escasa evidencia de la lengua indígena escrita, fue rescatada gracias al esfuerzo de algunos misioneros eclesiásticos de la mal llamada Conquista de México y que en lo personal insisto en mencionar como Invasión Española. Díganle como le digan es indiscutible la influencia y la herencia de nuestra mezcla de razas y costumbres o sincretismo.
Códices prehispánicos, las representaciones pictóricas y en parte fonéticas, lo mismo que la tradición oral, son base de estudio y del rescate que se hizo de la época precolombina. No pudieron sepultar del todo nuestro pasado los ibéricos.


Nezahualcoyotl el Rey Poeta
Nació y murió en Texcoco (1402-1472). Fue hijo de
Extlilxóchitl, sexto señor de los chichimecas, y de
Matlalcihuatzin, hija de Huitzilíhuitl, segundo señor
de Tenochtitlan

Poema en Nahuatl

Nehuatl nictlazotla in centzontototl icuicauh,
nehuatl nictlazotla in chalchihuitl Itlapaliz
ihuan in ahuiacmeh xochimeh;
zan oc cenca noicniuhtzin in tlacatl,
Nehuatl nictlazotla



Mismo poema inscrito en los billetes de cien pesos en referencia ya comentada, traducido al español

Amo el canto del cenzontle,
pájaro de cuatrocientas voces.
Amo el color del jade
y el enervante perfume de las flores,
pero más amo a mi hermano: el hombre.

Otro poema suyo

Yo lo Pregunto

Yo Nezahualcóyotl lo pregunto:
¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra?
Nada es para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí.
Aunque sea de jade se quiebra,
Aunque sea de oro se rompe,
Aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.
No para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí.

 

Canto Triste

(de Nezahualcoyotl)

 

Oye un canto en mi corazón:
me pongo a llorar,
me lleno de dolor:
nos vamos entre flores,
hemos de dejar esta Tierra:
¡estamos prestados unos a otros:
iremos a la casa del Sol!

¡Póngame yo un collar
de variadas flores:
en mis manos estén,
florezcan en mí guirnaldas.
Hemos de dejar esta Tierra:
estamos prestados unos a otros:
iremos a la casa del Sol!

Nezahualcoyotl el Rey Poeta
Nació y murió en Texcoco (1402-1472). Fue hijo de
Extlilxóchitl, sexto señor de los chichimecas, y de
Matlalcihuatzin, hija de Huitzilíhuitl, segundo señor
de Tenochtitlan






Otro contemporáneo de Nezahualcoyotl, fue su leal amigo e igual Rey tributario y también Poeta, el melancólico Cuacuauhtzin (1410–1443) de Acolhuacan Tepechpan, a quien el destino le tenia una mala jugada a causa de  un triángulo pasional, y donde el amigo querido se convierte en asesino intelectual por amor a una joven princesa llamada Azacalxochitzin, cuando la tenía en custodia para casarse con ella y por cuyo amor, mandaría darle muerte a Cuacuauhtzin y el hecho, lo convierte en un traidor a la gran amistad que se tenían. Este sería el único delito condenable de Nezahualcoyotl, con fama de sabio y gran filósofo indígena que lo convertiría en leyenda.

Canto triste de Cuacuauhtzin

CANTO Poema
Flores con ansia mi corazón desea.
Que estén en mis manos.
Con cantos me aflijo,
sólo ensayo cantos en la tierra.
Yo, Cuacuauhtzin,
con ansia deseo las flores,
que estén en mis manos,
yo soy desdichado.

¿Adónde en verdad iremos
que nunca tengamos que morir?
Aunque fuera yo piedra preciosa,
aunque fuera oro,
seré yo fundido,
allá en el crisol seré perforado.
Sólo tengo mi vida,
yo, Cuacuauhtzin, soy desdichado.

Tu atabal de jades,
tu caracol rojo y azul así los haces ya resonar,
tú, Yoyontzin.
Ya ha llegado,
ya se yergue el cantor.
Por poco tiempo alégrense,
vengan a presentarse aquí
los que tienen triste el corazón.
Ya ha llegado,
ya se yergue el cantor.

Deja abrir la corola a tu corazón,
deja que ande por las alturas.
Tú me aborreces,
tú me destinas a la muerte.

Ya me voy a su casa,
pereceré.
Acaso por mí tú tengas que llorar,
por mí tú tengas que afligirte,
tú, amigo mío,
pero yo ya me voy,
yo ya me voy a su casa.
Sólo esto dice mi corazón,
no volveré una vez más,
jamás volveré a salir sobre la tierra,
yo ya me voy, ya me voy a su casa.

Sólo trabajo en vano,
gocen, gocen, amigos nuestros.
¿No hemos de tener alegría,
no hemos de conocer placer, amigos nuestros?
Llevaré conmigo las bellas flores,
los bellos cantos.
Jamás lo hago en el tiempo del verdor,
sólo soy mendigo aquí,
sólo yo, Cuacuauhtzin.
¿No habremos de gozar,
no habremos de conocer el placer, amigos nuestros?
Llevaré conmigo las bellas flores,
los bellos cantos