Delfines, ballenas y nosotros, tambien viajeros, regresaremos a resguardarnos del frio de otros lares. Allá es más tolerable. Es el hogar.
El aire, las olas, son música a los oidos; sus gaviotas inmortales, parecen ser siempre las mismas. Sin olvidos.
Me dicen que llueve y eso agranda la nostalgia. Ensenada mia, tus calles están sin mis pasos, pero nunca del todo se han ido. Silenciosa y a veces presurosa, dejé la esencia en esta tierra. Especial. Amada hasta por los extraños. Quién dijo que tus cielos eran los más azules que conocía?
Qué mágico conjuro hizo a Colibrí la Poeta desear ser enterrada en este Puerto? despues de vivir errante en Venezuela, Argentina y Estados Unidos. O aquél escultor tocado en el alma por el océano. Ciudadano del mundo, que vino para quedarse en Punta Banda. Arrullado por el oleaje sempiterno.
Callada y a veces triste, cenicienta —dicen equívocos los que no saben— !Si supieran todo la grandeza que cabe en una ciudad que amamos!
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