Wednesday, April 14, 2010

Tarde de azucenas


El de las azucenas en las manos sonreía, diría yo que sin razón, la tarde era de un nebuloso gris en las aceras. En especial esa esquina que parecía el centro del mundo. Me acerqué y supe la causa de su risita: la melancolía ajena.
Las flores —dijo— traen de por si su magia. Si huelen, alegran o espinan no debe importar. El milagro esta ahí. Ellas han atrapado el sol para nosotros, que caminamos cabizbajos, con saetas en los pies que nos mueven y sin entender tampoco ese otro prodigio.
La melancolía, esa nostalgia del corazón pobre, musitó filosófico el de los ramos de flores blancas, es para los que buscan la eternidad en otra parte: y ésta, se encuentra en el instante…que ya se fue…

No comments: