El sonorense Ambrosio del Castillo solia soñar. Eso lo llevó por muchos lugares, como cordilleras, arroyuelos, hasta que encontró en una rinconada de Baja California lo que anhelaba: Oro
Era 1869 cuando el gambusino alcanzó el sueño y en este lugar del hallazgo sentó sus reales, y cuando tuvo necesidad de vender el preciado producto dorado, se dirigió a San Diego, California y antes del mes ya habia 40 buscadores en el mismo sitio, que se multiplicaron en poco tiempo a 100 y luego 400.
Floreció un pueblo entre esos dos riachuelos. Aunque solo encontraron tres o cuatro yacimientos; y agotadas las Minas de Real del Castillo se fue quedando solo el sitio. Hoy celebramos su 136 aniversario legal, protocolizado, de fundación.
Cada pedruzco trae su propia historia. El reto de Ambrosio fue vencer la soledad primero, a la montaña, y surgir de la nada como pionero de un sitio que ahora es historia.
La escuela de adobe tiene aun el pizarrón original y chimenea en la esquina de un solo salón que constituia la escuela. Atravezando la plazuela de tierra, estan los monticulos donde se estableciera la segunda capital del estado ( Mexicali es la cuarta) y otra construcción que era de usos multiples. Salon de baile, funeraria, lugar de reunion ...
No es un pueblo fantasma...me pareció durante este dia verlo en su esplendor acorde a la época, se ha negado a morir y el alma y corazón de este lugar, cabe en el pecho de una mujer: Beatríz vda. de Taboada, quien tiene al compañero de su vida en el cementerio que está a cinco minutos de ahi mismo; algunas tumbas son del siglo XIX.
En mis siguientes post les contaré dos que tres historias de personajes de Real del Castillo, como vestigio de un pueblo que se niega a morir...mientras siga en nuestra memoria...
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