Monday, March 10, 2008

Microcuentos

Fletch

Parecía tener a un humano dentro. Lloraba destrozado por el abandono en que lo tuve, —cargo eso en la conciencia—, pediría perdón a Fletch; lo busqué hasta el cansancio sin encontrarlo. Luego supe que pulieron la ardua tarea de muerte en la perrera, ya no los golpean ni electrocutan, los inyectan para que duerman.


Aquí todo era mar

Alarmada, por la costera recién inaugurada, antes dunas fangosas en franjas ganadas al mar, pienso en los sismos, calentamientos de la Tierra, los ciclos meteorológicos, en lo rápido que éstos se cumplen. Mi madre decía: entre más se vive más se ve. Siento pavor por lo que ocurra cuando regrese, revelan científicos que recobrará terreno el inmenso océano…


Alós

Jovenzuelo y bisoño, fortachón incontrolable, bienquerido, fuimos su mundo; después de una pelea casi pierde la oreja mordido por un Bóxer vecino, por eso renunciamos a él deseándole mejor suerte. Aquél ímpetu fue demasiado para nuestras fuerzas. Se llamaba Alós y tenía un alias: Ein, para que sonara menos infrahumano ¿Cuál nombre elegiría para darlo en adopción el veterinario?

1 comment:

Miriam Jaramillo said...

Un saludo Peggy. Sinceramente.