Me niego a morir, morir del todo, —expresa la Doñita—. En el sentido de no abandonar la lucha y olvidar sus metas, bien claras y definidas. Parece haber encontrado el otro secreto de la felicidad y de lo eterno.
La Doñita entorna la mirada, abanica las pestañas, lánguida, pone cara de yo no fui y se guarda todos sus secretos hasta la tumba. Primero difunta que descubierta.
Pensarás que dibujo a la Doñita como una bigotona, en el sentido de su actuar frente a la vida, y no, ella misma reconoce que no todos los hombres son iguales, hay que buscar en cada uno su talón de Aquiles y entonces podrá manejarlo como a un fiero oso… de peluche.
Ella es una buena negociadora que da al cliente lo que pida. Una real méndiga.
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