Thursday, November 24, 2005
Wednesday, November 23, 2005
Advertencia
Lago profundo
en cuyo fondo
yacen cadáveres
moléculas de recuerdos.
Nada hay vivo
placidéz en la superficie
camina sobre ella
pero asegúrate
de tener Alas
para que no caigas
Tuesday, November 22, 2005
Limerenz
La nariz manda un mensaje al hígado que a su vez produce glucosa al entrar en el torrente sanguíneo y da la sensación de energía y bienestar. El mejor tratamiento para el desencanto amoroso son los chocolates.
Esta teoria es demostrable al analizar en el microscopio las reacciones bioquimicas " del mal de amores". Desde el punto de vista comercial, los publicistas se valen de su significado para "vender' al publico cualquier producto.
Con los deportes, distrayendo la mente en el cine, teatro, lectura, en fin, con todas las cosas bellas que tiene la vida, alivia, creanmelo; como tambien lo es llorar en el hombro de un buen amigo. Los problemas se gastan, se liberan y se olvidan a fuerza de platicarlos.
El verdadero amor, es el que despierta una emoción consciente, generosa, que se practica con libertad e implica un compromiso. Me fue necesario este escrito porque sigo sin entender...
El Amor: ese verdugo del corazón
El Sistema Nervioso Auntónomo mantiene su equilibrio, si hay respuesta a estas reacciones; hay desorden simpático-parasimpático si no se encuentra la satisfacción. Pudiera presentarse una obstrucción nasal y la fisiología se altera, favoreciendo las enfermedades rinosinusales, por no contar con recursos de compensación.El amor, mensaje que se recibe a la altura del Sistema Nervioso Autónomo desencadena una estimulación eléctrica y provoca una respuesta en el sistema hipofisiario endocrino y neuroendocrino donde participa el hipotálamo, razón por la cual el metabolismo de los enamorados sufre grandes transformaciones.
Recibe los mismos efectos estimulantes el amor que cualquier golosina, hay sensaciones de mareo parecidas a las que desatan las drogas que contienen anfetaminas.
Cuando un amor se va, provoca lo mismo que el retiro de dicha substancia a un adicto.
Sunday, November 20, 2005
Desde mi ausencia.
(No apto para personas normales o adaptadas).
Para los que estamos enfermos de nostalgia, la seducción está detrás de las palabras, incluso de las máscaras, que al fin y al cabo, es ahí donde habita el ser.
Intentaba recobrarme a mi misma, perennemente perdida bajo el yugo de la enajenación, de la angustia de estar viva, y me sentía atraída por una fuerza extraña, que me llevó a un inmenso oasis, donde supe lo que era la sed.
Los peores engaños existenciales.
Aparecen y desaparecen quimeras inesperadas, para enseguida sufrir la tortura de la separación; es así como desde la ausencia, desde acá, autónoma y con fuerza, resisto para no ser destruida por Phylos y Eros, nuestros padres, que son quienes sin quererlo nos joden la existencia.
Me di cuenta de ello al verte mágicamente abismado, a través de un límpido cristal; tejiendo de enredaderas y siemprevivas un perdón, intentando reconciliarte contigo mismo, con el mundo y con Dios.
Entendí que la hermosa puerta de roble que tenía enfrente, estaba nadamás para mí. Golpeé ligeramente la campanilla dos veces. No se abrió, eso me hizo desconfiar. Era la entrada al túnel del hipnotista empalador. Error entrar ahí. Había un letrero: “Si entras es tu responsabilidad”. Pero desde el destino teníamos esta cita. La cumplimos.
Cuidaba yo una pasada y frágil ilusión, a la que fácilmente se llevaría por los aires algún día, un inusitado soplo. Fue cosa de tiempo, lo presentí y sucedió.
Un trivial encuentro resistido.
Pasaron muchos soles, para que resultara por fin casual. Y atrapada en la red de mi desgracia al borde del precipicio fui a quedar. Amenazada por una hecatombe.
...mira que perder la ambrosía que llevamos puesta, lo único de lo que se es dueño.
Formé mi soledad escribiendo en diarios; ya sabes...querido diario... ¡como he terminado! escribiéndole a un monitor.
Realmente debo de estar muy enferma. Le conté a un sobrino que es médico y se rió, luego se puso serio, extrañado de verme irreconocida.
Me asomé mucho a tu vida y creí tocar tu alma, pero me equivoqué; a mi edad en contraste con la tuya, ¿tu crees?
Fíjate si no estaré muy emocional.
No podría reconocerte en la calle, sólo en tus libros. Y por seguridad así me quedo.
El día de nuestra cita ( que extraño que hayamos tenido una cita), me maravilló la mirada de un desconocido, tras los libros, a unos centímetros de mí. Esos ojos tenían destellos de eternidad...y me dejaron una losa en el corazón...nunca sabré quien es...
¿Por qué te lo cuento a ti? Tu y yo, en otras circunstancias, podríamos haber sido buenos amigos. Contradicciones que laceran. Amputaciones del alma que dejan huella, pero que sanan tarde que temprano.
Luchar entre la neurona y la hormona para rescatar algo de si misma, eslabones de la estabilidad perdida a causa del constante cambio, en una regresión pueril supuestamente solucionada. Aunque hay un refugio; queda la poesía como recurso, sobre todo para los esquizoquímicos.
Hilanderos de sueños.
Eso debemos ser los poetas.
Veía de reojo al maestro dormitar, y nosotros, bien tiesos; ya nos había comentado de una colega suya, la que de plano cargaba con su tejido. Y él, amenazaba con tomar un curso de tejedor si no cambiábamos.
En un taller de Literatura leíamos nuestros textos y así pasaron casi dos años. Los tedios. Algunos lograban la pulcritud en el hacer. Otros, mejor desertaban. Y yo, terca.
Pero un día me cansé, deje de acudir, era un receso necesario. La fatiga que da la monotonía, la deshonestidad.
Fui a otro lugar y el que dirigía al grupo era un bello joven que se llamaba Hemayé Argenis, que significa niño dorado; de oro puro.
¡Quien no quisiera que la mirada y la atención la dirigiera hacia uno¡
Volteó y me vio! Pero creo que lo hacia con todos. Había estrellas en sus ojos...algunos quedaban ciegos para siempre y otros lograban sobrevivir.
¡No lo hubiera hecho conmigo! tenía los poderes del encanto...
Realizaba su tarea...
Lección uno: ver de frente a las propias emociones. Emocionarse y emocionar.
Y luego hay que escribirlas sin miedo.
Dos: Ser honestos, sin máscaras de buenos o de sabios o de decentes.
Decía ese maestro- el poeta es un loco y a veces un pervertido que se atreve a soñar. Los otros, los cuerdos, son los que más abundan y los que más se parecen a las máquinas modernas. Como ellas, ni siquiera saben llorar.
Nosotros los poetas, siempre andamos en busca de algo; tras los imposibles si se quiere. Viendo a través del ser humano, nutriéndose de su mirar y queremos siempre más y más. Como si estuviéramos eternamente insatisfechos.
Amar, como única locura permitida. Desear, hacer uso de esa libertad. Entender porque todos los verbos están en infinitivo. No permiten diques, ni adormideras en los sueños.
Vine a contarlo porque quizá si nos desgarramos el alma, y descubrimos nuestra esencia, para lo que fuimos investidos los poetas, logremos cuando menos que nuestro maestro no se duerma.
Son las enseñanzas de quien recuerdo nostálgica: Hemayé Argenis, ese precioso niño dorado. Me enseño a volver a redescubrirme y ver hacia adentro de mi, y alegrarme del milagro de estar aún viva. Cuando lo evoco, simplemente concluyo, que por estos destellos, vale la pena este viaje por el mundo.
Y tejo, y tejo, y tejo antes de que llegue el invierno y se me congelen los sueños.
Los Hombres del Túnel
Con detenimiento, y todo el cuidado que ameritan los llantos femeninos por causa de los hombres; lamentos de hermanas, amigas, vecinas y conocidas, solas como yo; que abundan a mi alrededor y que entiendo muy bien, porque me ha sucedido lo mismo, alguna, o varias veces.
Soy observadora aguda e irremediable admiradora de los hombres, incluso de los que están en el túnel...
-Son crueles. Las he escuchado muchas veces quejarse.
-Y con coraje dolerse ¡ ya no hay hombres ¡
O, creer en que todos son iguales, son malos.
-Y se están volviendo jotos -.
Pero con la filosofía que me regaló la vida, se que es inverosímil, y espero no ser apedreada por las mujeres, pero hago uso de la libertad y en ello discrepo.
Tengo hijos varones, a mi padre, hermanos, sobrinos, amigos y a mi propio e infiel ex esposo, al que dicho sea de paso aprendí a apreciar después de la ruptura, y a todos ellos son los mismos a los que veo inmersos y/o que pueden quedar atrapados en un túnel.
Y lo peor de todo es que alguna responsabilidad tenemos las mujeres que somos educadoras de nuestros hijos.
Larguísimo y amargo túnel. El que recorren seis hombres y aquí relatan con sinceridad su historia.
Por eso este libro. Allá ellos y ustedes si no lo leen.
Lo vio de lejos. Notó su angustia. Primero fue curiosidad, y luego despertó un volcán de emociones que creía dormidas en ella.
Parecía desesperado; luego él mismo le dijo que estaba frenético, y con sarcasmo repetía: soy un neurótico, lo decía casi fuera de sí, y al parecer con orgullo de conocerse bien. No sabes... no sabes, contenido repetía...como para ser entendido por el aire...no por ningún mortal
Olvidó por un momento que ella era la que lo escuchaba.
Sin rayar en la locura, una línea sutil le resguardaba.
La adivinadora curiosa, que por azahar del destino pasó a su lado y lo conoció, quiso abrigarle; pero también quedaría atrapada en el largo, largo túnel, para tan corta clarificación.
Golpeaba desesperado las paredes del sitio, y en lugar de salir chispas a causa del golpeteo, afloraban rimas, hermosos cantos de su aliento atormentado.
Ella lo percibía y quedó maravillada, atrapada en la red invisible de los atrapasueños y de las almas.
-Mira la salida, allá está- le decía ella, y señalaba la amplia rueda hueca por donde seguramente entró, y él, ensimismado ni volteaba. Cerraba los ojos ante el dolor humano aprendido ampliamente y por tenerlo aprobado.
A veces abatido decía con energía, ¡ estoy agotado!
Equivocado... desorientado desde siempre en el mismo sitio tan pequeño, sin poder salir para ser parte de la naturaleza, que fuera de ahí pese a todo, quisiera creer que hay.
La razón le dice que no, que es la misma cloaca dentro o fuera del mundo, pero más inmensa.
-Por eso me quedo aquí, -repite- son más seguras las paredes de mi lugar. Quedan aquí mis rosas, nadie las destruye y no entra ningún rayo demoledor a través del escudo fortificado de mi túnel.
Caminó la sacerdotisa que intentaba encontrar la cura para este mal, por el sendero del miedo, trémula, indefensa, pero, que otra mejor fórmula para salir fortalecida y encontrar el elíxir propio, concienzudamente buscado desde la soledad, e ir tras el, sin remedio.
Enfrentarse para comprender y que no duela, a quien necesita violentar, herir, humillar, para demostrar ser el mas fuerte, el tan temido Dios que nos castiga.
¡Desde cuándo éstas cuestiones que debieran ser sólo de amor y de sexo, lo más bello sobre la tierra, el más dulce lazo entre mujeres y hombres, son cosas de guerra!
Si los hombres conocieran primero el amor y después, mínimo a la par, al sexo, otra seria la historia. No habría pútridos túneles, ni hombres y a veces hasta mujeres en ellos inmersas...
Peggy Bonilla Castañeda
Saturday, November 19, 2005
La literatura que sube de la calle
La Literatura que sube de la calle
Hace unas semanas, por tercera ocasión coincidí con la Escritora Elena Poniatowska, ahora fue en Mexicali. En la UABC.
Interesante presencia, lenguaje del cuerpo, dialogo del amor que tiene que ver con el goce y el silencio.
Leyó sin aburrir largas cuartillas. A la mitad pregunto si se quería un receso y todos coincidimos. Queríamos seguir escuchándola.
Hay túneles que salvan, cuando se tienden puentes.
El Sismo del 85 y la Comunicación. Nuestra amada palabra.
Literatura Testimonial de calles con cadáveres en bolsas, en montones.
Lo estéril del dialogo con los muertos, pues son solo cadáveres sin alma.
Realidades compartidas. Crónica de hombres que hablan entre si, después de salir de los escombros.
La Sociedad Civil corre por una Meta.
* * * *
No tengo Patria, le dice su Jesusa Palancares. Uno de los personajes vencidos de la Revolución. Conocedora del México que heredó.
Los condenados de la tierra, hurgan en la basura. Ni siquiera saben que se habla de ellos. Que son problema político. Que hay masacre. Una madre recoge a su hija con seis balas a lo largo de la columna. ¡La Moral Social!
Y declara Rigoberta Menchu que a su aldea solo entran personas no automóviles.
Las Revoluciones son batallas perdidas. La muerte es sencilla en una vida de verdades y mentiras.
La Voz de la Tierra es un grito de Guerra.
Me fue grato escuchar a Elena.
Y cuando se le preguntó por su presente, dijo que así como antes aprendió a vivir, ahora aprende a ser vieja.
Es un orgullo para mi que se halla llevado mi libro sobre Las Marías.
Peggy Bonilla