Reyes Magos

De niña tuve un anhelo muy grande, deseaba aprender a escribir. Contaban otros niños como cada año venían tres Reyes Magos a la tierra, repartían regalos a los niños, que por medio de cartitas, expresaban sus peticiones y las colocaban en los zapatos, en sus ventanas o afuera de la casa, la noche del 5, para amanecer el 6 de enero.
Nunca pude escribirles pidiendo la muñeca de trapo que me gustaba tanto, porque no sabía escribir y además no tenía zapatos. Melchor, Gaspar y Baltazar, jamás lo supieron.
En cambio sabía sembrar, fui sembradora desde que lo recuerdo. Cada tres pasos tiraba semilla de maíz y luego con el pie la cubría con tierra del surco. En espera de la lluvia. Generoso el campo regalaba desbordante fantasía.
A los 8 años, sola fui a la escuela y me matriculé, para realizar mi sueño de aprender a escribir y leer. Aunque desde entonces se hicieron más grandes los sueños. Comencé a hacer versos libres... en libertad...