Las seis de la mañana, es mi hora cotidiana de despertar, los martes son de no te cases ni te embarques, ni de tu casa te apartes, dice el dicho, pero es el día en que pasa el camión recolector de la basura. ¿Gusta dar algo para la soda? Pregunta el empleado de los Servicios Públicos Municipales. Con ganas de decirle que un vaso desechable para que la tome ahí, pero meto la mano a la bolsa de mi delantal y encuentro dos pesos. Hace mala cara el hombre, y se va sin decir gracias.
Después de un frugal desayuno, visito el tianguis de verduras del Supermercado. Surto de abarrote y pago -no lo puedo creer- Victima del famoso y acosante redondeo, me niego, porque no quiero darle nada a esa señora primera dama que le dicen la aSeghun, Pero como no tenían los cincuenta centavos de cambio, termino por acceder. Le doy un peso al chico que empaqueta, al “cerillo”, pero esta vez creo que me pase de la cuenta, compré para la quincena y le pido al mismo chico que me ayude a llevar a mi carro las bolsas de mandado. Darle dos pesos más, era poco, me dio pena, así es que le di cuatro pesos de propina.
Me toca llenar los garrafones de agua electropura, pero el despachador me tiene que subir los dos envases a la parte trasera de mi carro. En martes es más barata el agua, seis pesos cada uno, pero le doy quince y le pido que se quede con el cambio. Yo no puedo cargarlos.
Y que barbaridad, con la desfachatez con que se ponen los cuidadores de carros detrás temerariamente de uno, al salir del estacionamiento, igual por pena le doy dos pesos, por usar su silbatito .
En la esquina, en el alto del semáforo en rojo, me dan un papel con publicidad y me piden una ayuda para algo dicho entre dientes; en el cenicero traía un peso, eso le di.
Cinco semáforos mas, antes de llegar a mi casa y en cada uno, había pedinches, de los Centros de Rehabilitación( desembolse dos pesos), de un trasplante de órganos donde eche en el bote otros dos pesos -al fin no es mucho pensé- y por supuesto ya iba medio harta.
Luego un pequeño malabarista con naranjas, en otro alto, alguien que no tenia una pierna y lo mostraba para justificar el porque pedía dinero; pero aquí viene el colmo, un joven extranjerillo pidiendo ayuda económica para las misiones ( creo que en la Patagonia), y yo ya no traía cambio, se lo dije, me miro incrédulo ¿Como me atrevía a no darle una moneda para “el señor”?
Entonces me habló en tono amenazante, le pido un favor señora, para que dios la perdone, rece aquí conmigo un padre nuestro. Sorprendida subí la ventanilla de la portezuela, y baje el seguro ya sin ninguna pena.
Rece conmigo - me exigía- a través del cristal - reza tu!- le contesté y el semáforo afortunadamente cambió a siga...pues estaba a punto de recordarle el 10 de mayo a ese mozalbete...
¡Como ha cambiado nuestra ciudad! aparte de otros muchos, tiene un problema social muy grave, como lo es la mendicidad.
Las calles están llenas de mendigos, y yo, me fui a mi casa sin comprar las tortillas ( 9 pesos), ni el medio kilo de huevo fresco ( 12 pesos ) que normalmente llevo de la tortillería.
De poquito en poquito se hicieron mas de 20 pesos. Que me hicieron falta.
Nuestras autoridades son unos méndigos, si, al darles permiso a los mendigos de atracarnos en cada esquina...nunca los molesta la policía, pues pagan su derecho al atraco...
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