2006-08-06 00:00:00
¿Que le pasa a Pablo Alejo?
Ensenada, B.C. - Nuestro diputado Pablo Alejo es un buen ejemplo del político amafiado que solo está comprometido con los intereses de su partido y los suyos. Desde luego, con la ciudadanía no siente ningún compromiso. Solo ha promovido iniciativas que sirven a la clase política, y en particular al PAN, su partido. Y desde luego, quiere quedar bien con su clan para poder llegar a ser presidente municipal de Ensenada. Gracias a nuestro pésimo sistema político sabe bien que no serán los ensenadenses quienes lo lleven a la alcaldía, sino la mafia panista, y por eso es con ellos con quienes quiere quedar bien. En este país, con nuestra pseudodemocracia no se necesita mayoría para llegar a ocupar los puestos de elección, en su caso solo necesita una minoría que puede ser tan chica como el 10% de los votantes, tal como ganó nuestro actual alcalde. De hecho no me sorprendería que el próximo alcalde ganara con menos votos, y aun así el ganador dijera que “ganó por mayoría”.
Pablo Alejo piensa ingresar al congreso federal una iniciativa para castigar a los ciudadanos que no voten. Es decir quiere obligar a los ciudadanos a que avalemos a nuestra mafia política.
Me llamó la atención que entre sus consideraciones Pablo Alejo supone que los ciudadanos no van a votar por mera irresponsabilidad, por lo cual es necesario aplicarles algún tipo de sanción para que acudan a ejercer el voto.
Desde luego esta es una visión muy simplista y que se aleja de la realidad. No dudo que haya gente que no vaya a votar por mera irresponsabilidad, sin embargo, la gran mayoría de la gente no va a votar porque sienten que su voto no sirve para nada. Eso de que “si no votas, no te quejes” es una falacia. Aunque votes no se te toma en cuenta. Ya hace mucho que nuestros políticos dejaron de responder a las necesidades de la gente, por lo mismo muchas personas no le hallan el caso de votar. Hay incluso quienes piensan que el ir a votar es ir simplemente a solapar y avalar a una bola de bandidos, que es en lo que parecen haberse convertido los políticos.
El abstencionismo es una consecuencia directa de la irresponsabilidad, no de los ciudadanos, sino de nuestros políticos. La experiencia demuestra que cuando hay políticos responsables, que se preocupan realmente por la problemática de la gente y de la nación, que buscan el bien común, que son honrados y no roban, es cuando la gente va a votar. Por desgracia en nuestra patria no parecen existir este tipo de políticos, por lo que la gente no está motivada para votar, más bien está desmotivada.
Antes de exigirle responsabilidad a los ciudadanos, los políticos deberían asumir su propia responsabilidad. No es posible que quieran castigarnos por no ir a votar cuando ellos quedan totalmente impunes por sus tranzas.
Antes de legislar en el sentido de coaccionar a los ciudadanos para votar, nuestros diputados deberían legislar para que se acabe la impunidad entre la clase política, para que se acaben los monopolios políticos y pueda haber candidaturas independientes, para que se le pueda revocar su mandato a las autoridades irresponsables, ineficientes, corruptas, a los diputados faltistas, a las autoridades que actúen en contra de la gente. Que la gente sienta que su voto realmente vale, y no que únicamente sirve para avalar a una bola de pillos de todos colores.
Antes de querer forzar a la ciudadanía a que vote, se debería legislar para que exista verdaderamente el referéndum, el plebiscito, para que no sean las autoridades quienes se asignen sus salarios sino los ciudadanos, y estos sean de acuerdo al país en que vivimos.
Antes de pretender obligarnos a que votemos se debería legislar para que los ciudadanos podamos presentar iniciativas de leyes, para que se reduzca sustancialmente el financiamiento a los partidos políticos y el costo de las campañas políticas, para que se reduzca el número de diputados y senadores, para que nadie llegue a los puestos de elección si no es por medio del voto directo (nada de representaciones proporcionales, plurinominales, por mayoría y otras vaciladas).
Antes de querer obligarnos a votar, nuestros diputados deberían legislar para que los políticos representen realmente a los ciudadanos y no a sus partidos políticos, ni a sus intereses personales, de grupos o empresariales. También prioritariamente se debería legislar para que seamos los ciudadanos quienes les hagamos juicio político a los malos funcionarios.
Como siempre, la pretensión de querer hacer obligatorio el votar obedece más a las necesidades de los políticos que de los ciudadanos. Es una forma de obligarnos a que los legitimemos, cuando en realidad la legitimación deben ganársela con un buen trabajo. Los pillos quieren que los avalemos por la fuerza. Así nunca llegaremos a una verdadera democracia. Por mi que esos pillos se vayan al carajo. Podrán legislar y hacer todas las marranadas que quieran, pero yo jamás avalaré a unos bandidos.
No comments:
Post a Comment