O lo que provoca el ocio...
Pensó en la bola mágica que tenía empolvada y tierrosa en el desván. Pondría nuevamente las manos sobre ella, para practicar la adivinación, no es que le fuera tan necesario, pero la vieja costumbre de saber, arraigada en ella, era como un volcán que arrastra a la carne débil...
A lo lejos como en nebulosa, después de pasar el camino de negrura, estaba la luz, iluminando, develando...?quién es ajeno al vouyerismo? Ella no.
Las cartas lo dijeron, las caracolas de Jacinto, el mastuerzo maldecido y la bola de cristal ahora se lo confirmaba. Bajo ese cielo de diamantes, en tierra de locos, de ciegos, la flor de Liz en Ruina, iluci dada, dictaba la sentencia.
Llovería diamantes, que se estrellaron en ese paraguas que gustaban de traer y ellas, las caminantes, se volvieron sal. Lo descubrirían más tarde.
Que cosas vió! -Además de eso-. Cerró los ojos, guardó la bola, sin advertirlas.
La K y su simbolismo las tatuaría como "orden" para regirlas. Las engañó y controlará la rosa.
Cada quien su fatal sino...
2 comments:
¡¡Atrapada!! bajo a buscar el origen de este texto.
Besos entretanto
HOLA ACA PACIFICO MEXICANO DE NUEVO LEYENDO TU POST
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