La primera, sin duda, el cumpleaños número 46 del señor que se dice Presidente de México, Felipe Calderón que -¿casualidad?- coincidió con el primer día del ciclo escolar que, en teoría, debió iniciar hasta el lunes 25.
Muy cerca de la secundaria donde acaba de ingresar mi hija mayor, en una pequeña primaria oficial de la Del Valle, se efectuaba una ceremonia presidida por el susodicho, quien se hacía acompañar de sus inseparables amigas: la Secretaria de Educación, un retrato parlante llamado Josefina Vázquez Mota y la "Maestra" Elba Esther Gordillo, mejor conocida como la Mamá de Chucky, ignoro el motivo (bueno, sí: las fotos hablan por sí mismas: la sola cara de esta mujer es como pasarla por la cámara kirlian que nos rebela un aura negra negrísima...)
Ahí mismo, esta señora, a quien por cierto ninguno de los presentes abucheó, algo que me parece increíble -si hubiera estado en la escuela de mi hija, mínimo le arrojo un huevo podrido a la cabeza-, le dijo al señor que se dice Presidente de México que él es el verdadero jefe del Distrito Federal (sic) y por supuesto, lo felicitó por su cumpleaños, el día que naciste nacieron todas las flores, etcétera.
Al mismo tiempo que esta mujer, a quien debemos la miseria moral, cultural e intelectual del sistema escolar mexicano, se deshacía en elogios para con su cómplice -Josefina, ya lo sabemos, nomás estaba de adorno-un pueblo entero de Chihuahua lloraba a sus amigos y parientes masacrados en una fiesta de bodas... hasta un bebé de 1 año recibió el tiro de gracia.
Eso sí, los noticieros empezaron cantándole las mañanitas al señor que se ostenta como presidente de México y dejaron en segundo lugar lo ocurrido en el poblado de Creel (así se llama el pueblo: qué ironía). El festejado no tuvo una sola palabra, ni siquiera demagógica, para referirse a este nuevo escenario nacional que nos remite no a Colombia, sino a Kosovo: los narcos ya no van por un solo individuo. Ya se perdió el más elemental respeto a quienes no participan de su negocio.
Justo hoy, cuando mi hija ingresaba a la secundaria feliz porque estudiaría karate... hoy, que con horror advertí la ausencia de asignaturas esenciales en su programa de estudios -historia, física, química y civismo- y que Elba Esther graznaba a unos cuantos pasos de donde ella conocía a sus nuevos compañeros -por cierto: mi hija es la única mujer de su salón. Por muy reducido que sea su grupo, no deja de alarmarme: ¿encerrarían los padres a sus hijas después de que la "Iglesia Católica" casi decreta el uso de la burkah?-, pensé que si tuviera oportunidad de largarme a otro país junto con mi familia, lo haría sin parpadear... lo que más miedo me da, es que la gente sigue tolerando que Elba Esther/ Calígula los sermonee y creyendo la ristra de mentiras, cada vez más larga e intolerable, del señor que asegura gobernar a México pero en realidad lo está terminando de destruir.
El señor que dice gobernarnos y tolera y alienta el discurso misógino de sus allegados: los curas y los ridículos beatos de provida que todavía no se enteran de que la Edad Media concluyó hace cinco siglos.
Y todavía hay quien le canté Las mañanitas...y no me refiero a Elba Esther, vergüenza de las mujeres de este pobre país y del mundo... tan lejos de Dios y tan cerca de Noberto...
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