En cambio recuerdo a la abuela alegre, altiva, de piel blanca, era criolla. Después de procrear varios hijos y no se ponían de acuerdo.
Ella quería seguir teniendo sexo. Pasional era su naturaleza. Se hablaban de usted, con mucho respeto pero se les llegó a escuchar discutir y ella reclamaba con ironía
-...ya se le dobla..!
El ahora tenia preguntas de la creación, del todo. Observaba las madrugadas, o al ponerse el sol. Dormía pocas horas, trabajaba mucho la tierra. Cuidaba sus animales de la labor.
El fue un pensador, buscaría respuestas que encontró al morir.
Ella rezandera, iba a la iglesia, asustada de tener deseos, de sentirse pecaminosa; llenaba con su andar garboso las empedradas calles del pueblo de Valparaíso. Con mantilla negra, de encaje, cubriéndose discreta la cabeza.
Los quise mucho, juntos, y más hoy, que los supe solos...
4 comments:
Has retratado de una manera interesante e intensa a los abuelos. Leer esta semblanza nos lleva a pensar en los propios abuelos, en sus coincidencias y diferencias. ¿Que más puede desear un escritor que llevar al lector a las profundidades del propio espíritu?
te habian dicho alguna vez que describes como gabriel garcia marquez??
este post me recordo a "el coronel no tiene quien le escriba" no se si lo leiste, si no asi, te lo recomindo.
gracias por traer a mi mente a tan exelente autor.
saludos Ursula andrea
Bienvenida !
Muy feliz de tenerte en esta tu casa. Gracias por los comentarios, por supuesto que a mi vez seguiré visitandote.
Ursula:
He leido mucho a Garcia Márquez, seguramente me he influenciado. Aunque pretendo escribir como Peggy Bonilla, es un gran honor recibir tus palabras. En mis relatos va implicita la propia historia personal; la influencia de los abuelos, mis padres, la familia es innegable, como buena latina. Soy de Zacatecas pero he vivido en varios rumbos y ahorita en Ensenada, Baja California.
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