Ayer desayuné en Caléxico con mis amigas. Qué refrescante mundo con personitas como ellas. Las quiero. Todas estan casadas. Dedicadas a disfrutar de la vida; una con su trabajo en la floreria de su propiedad, todas con los hijos, las dietas con la nutrióloga, la moda, el perfume. Las lipos, tatuajes en ceja, labios, extensiones de pelo, etc. Muy guapas todas.
Me sorprenden sus clósets; la menos, con 50, y la más con 100 pares de zapatos; docenas y docenas de vestidos, faldas, trajes, blusas, pantalones. Son en ese sentido, como mi hermana, tienen el vicio de la ropa. Aún con etiquetas y sin estrenar faldas y blusas, desde hace un año. Wow ! Parece sueño. Podrían poner una Boutique de ropa y accesorios.
Hace mucho que no voy de compras, creo que es buena oportunidad para hacerme del Amarige que deseo y cambiar, —por la nueva estación— mi tradicional aroma de Happy. (Orange)
Por la tarde me acompañaron a la Universidad cuando presenté el Documental de La Valentina, en el marco de la Feria Internacional del Libro organizada por la Universidad de Baja California. Olvidé preguntar cuando saldrá al aire la entrevista que me hicieron para Radio Universidad.
Le falta algo a la Feria del Libro. No sabría decir que es. Quizá más difusión, hacerla más atractiva al público.
Viví en Mexicali un buen tiempo. Llegué por primera vez de Zacatecas de 7 años, siendo analfabeta, seguí siéndolo un año más, porque nuestro hogar estaba en la sierra cercana a Tecate, sin escuelas.
Nos trasladamos a Mexicali y cuando tuve oportunidad, fui y me matriculé yo sola de 8 años y entré a Primero de la Básica. Nunca hubo libros en mi casa. Salvo los de texto gratuito que entregaba la SEP, donde aprendí a leer y escribir.
El primer libro que recuerdo haber comprado, es uno de Literatura donde Sor Juana Inés de la Cruz estaba en la portada.
A partir de entonces, tengo un largo romance con los libros.
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