Me llama Lilia del Distrito Federal una o dos veces por año, hablamos dos o tres horas. Yo nunca la localizo. Esta rodeada de extrañezas, de inconsistencias. Casi siempre llora desesperada, alcoholizada, su vida es un triste poema. Me conmueve y no puedo hacer nada por ella. Es un grito de auxilio, pero ante mis preguntas, cuando no quiere contestar dice, "no se". Es su carapacho no saber. Inevitablemente Beatriz Paredes está en las conversaciones. Es una Lilia antes y otra despues de Beatriz; desde que fuera su maestra en el ICAP, hace más de 20 años, al igual que el papá de mis hijos; le he agradecido haberlo conocido. No nos dijimos feliz navidad ni mencionamos el año nuevo. Hizo entre incoherencias su balance del año y dice no tener nada...
"Busca en un espejo a la Lilia que perdiste y ámala, olvidate de los demás - aconsejo, a sabiendas de que no es fácil encontrarse-
He escuchado mucho sobre que la gente en las grandes ciudades se pierde... seguro que no me escucho cuando le dije Feliz Navidad...
Me voy a suicidar, con energia me dice un escritor al telefono por la mañana. Pienso, si que he cambiado. Le he contestado simplemente, pues que cobardía...
Igual me deja taciturna, olvidando mandarle un abrazo. Creo que no sería suficiente...
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