CRIMEN E IMPUNIDAD

La Bella Cenicienta del Pacífico, asi era llamada nuestra Ensenada. Tranquila, veraniega, reminiscencia del Paraíso. Londinense en invierno por su bruma. Canto de pájaros matinales, gaviotas y focas marinas. De ballenas visitantes, para parir aquí a sus crías, por la promesa de este mar... Pero llegó el "Cambio", ahora es la Ciudad de las sirenas, —no las míticas que embrujaban con su canto—, es aullo diario de patrullas, crimen e impunidad.
Antier por la mañana un hombre saca el carro de su garage, y es acribillado por sujetos de los que nadie sabe ni sabrá. Ayer otros dos hombres son baleados en una transitada calle; la muerte madruga. Hoy, cuando tímidamente el sol sale, a un policía con escasos 8 días de llegado al puerto, al salir de su domicilio lo rocían en la cara con plomo de metralletas. Todo esto a cualquiera saca de su abstracción.
La vida común es amenazada, la violencia es asunto de todos, porque se ha roto el natural y humano arte de existir en paz. No sabemos quien vive al lado nuestro, de dónde viene y a que se dedica realmente. En Ensenada somos (eramos) gente de buen vivir.
Las autoridades sacan sus estadísticas y las dan a conocer, como si ese fuera su único trabajo. Sonríen en las fotos de los Periódicos y en los noticiarios, diciendo: aquí no pasa nada. Como si todo lo que ocurre para ellos no fuera sorpresa. De qué se rien, de qué se rien...?