Wednesday, September 16, 2009

Correo del Ing. Mateo Garcìa Bazàn

Las fiestas comenzaron el día 7 de septiembre y terminaron el 19 del mismo mes, con un lucido baile que no volverá a haber otro igual en Valparaíso. Una gran fiesta de toros inició el periodo de fiestas y por la noche una bonita serenata. El discurso estuvo a cargo de don Manuel Gurrola, asesorado por el inspector de escuela don Isidoro López ortiz, veamos parte del discurso:

“la patria del Anáhuac yacía prisionera, encadenada y recluida en el antro inmundo del servilismo, ahí lloraba durante 300 años, sin que alguno de sus hijos se atreviera siquiera a dirigirle una mirada de compasión.

“pero una noche del día 15 de septiembre de 1810, sintió que alguien le gritaba por su nombre, sintió que la movía y le decía: –madre, recuerda, levántate, mira a tus hijos entusiastas y encendidos en tu amor, se lanzan a la pelea, míralos como vierten su sangre por romper tus cadenas, arrojan al hispano al infierno de su maldad, mira el exterminio de tus cadenas, mira los pedazos de fierro rodando por la basura. El ángel de la libertad los encabeza y guía, mira las matanzas de gachupines, mira las rojizas llamaradas del incendio que devoran las riquezas y poderío de tus opresores, mira a ese anciano cura que se arroja como fiera, pulverizando cuanto pueda obstaculizar tú libertad.

¡viva la independencia de México!

¡muera el mal gobierno!”

Se formaron dos batallones para hacer un simulacro de competencias militares; uno era el batallón Francisco García Salinas y otro el González Ortega. El García salinas contaba con más de 100 hombres y el González ortega tenía 50. Era costumbre popular desde que se empezó a festejar nuestra independencia, salir de paseo por las calles con hachones de ocote encendidos y gritando vivas a la independencia y a nuestros patricios; pero había degenerado, se proferían insultos a medio mundo y se apedreaban puertas y ventanas, principalmente de los españoles residentes en el pueblo.

El batallón García Salinas salió por la calle Hidalgo en cuatro filas, portando fusiles de infantería que eran muy largos; el González Ortega tomó la calle Morelos con carabinas de caballería de dos tiros, muy cortas; la mayoría portaba solamente pistolas con tiros de salva. Clarito Huízar era el comandante del Salinas y se dieron algunos encuentros con insultos y culatazos, la superioridad numérica del García Salinas estaba marcando el triunfo y la derrota. Arremetíamos con desesperación, pero nos estrellábamos contra los fusiles largos, habíamos quebrado muchos; pero ellos a su vez ponían a los nuestros en los violentos actos de esgrima y no tardaríamos en quedar derrotados vergonzosamente; pero seguimos en nuestro empeño de descargar nuestro coraje y todos así pensábamos; porque después nuestros enemigos de jugarreta y simulacro, nos insultarían a sus anchas donde nos vieran y ya cansados seguimos con los garrotazos con nuestros rifles viejos y pistolas.

Quedamos como unos 15 del González Ortega, todos muy tranqueados, cansados y la lluvia de culatazos no cesaba; cuando alguien grito: –¡llega la acordada y nos arrolla a culatazos¡ la caballería nos rodeó, eran 50 soldados montados en buenos caballos y con sable en mano. Su jefe era don Luis Cordero y su segundo Albino Alanís, luego el sargento Pedro Chávez.

Serafín gurrola pertenecía al batallón García salinas y quería pelear contra los de la acordada:

–mejor vámonos a dormir. Dijo Manuel Gurrola.

– ¡es orden del gobierno ¡gritaron los del batallón salinas.

–nadie se va a dormir esta noche aquí hasta que se mueran esos curritos pantalones rotos.

Terminando la frase, se escuchó un golpe seco y luego el ruido de un cuerpo que cae en el suelo. Era nada menos que mi amigo Nito Acosta, que interpuso su cuerpo para que no me hirieran y recibió un botellazo en el ojo izquierdo; bajaron varios soldados de sus caballos, registraron al herido; mientras que el malvado corría calle arriba, pero los mismos compañeros lo atraparon y lo entregaron al gobierno.

Había muchos tirados en el suelo debido a los golpes de la pelea; por la noche el populacho gritó insultos contra 50 policías, que cuidaban que no hubiera más desmanes, los cuales se desquitaron golpeando a cuanto borrachito caía en sus manos. Los ebrios y la plebe se dedicaban a apedrear las casas de los ricos y españoles y al ser reprendidos por la policía, se armó una trifulca donde el jefe de la policía Marcelino Hernández resulto herido de una pierna; no podía caminar, se arrastraba por el suelo. Para terminar la noche se agarraron a golpes los policías encargados de la noche contra los de día que comandaba don Santos Acosta. La riña era por cuestiones baladíes. Don Santos Acosta era impuesto por los señores Recendez. La acordada cumplió con su deber, repartiendo cintarazos a diestra y siniestra y pronto se paralizó la pelea; luego recogieron a los heridos y los llevaron al cuartel.

CRONICAS TOMADAS DE EL SEÑOR MANUEL GURROLA EN "APUNTES HISTORICOS DE LA VIDA DE VALPARAISO
DEL LIBRO " VALPARAISO DE MIS RECUERDOS"
LA SELECCION DE NOTAS SON DEL ING. MATEO GARCIA BAZAN
ESTE LIBRO NO SE HA EDITADO POR FALTA DE APOYO DE LAS AUTORIDADES.

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